Para el Centro de Investigaciones y Estudios de Género, la revisión y la revitalización de las relaciones entre activismo y academia resulta urgente y estratégica, para articular apuestas teórico-metodológicas que orienten formas innovadoras de investigación, docencia y divulgación, interesadas en la lectura, análisis y comprensión del trabajo de los activismos feministas: sus intervenciones, prácticas, protestas, propuestas y respuestas dirigidas a la búsqueda de justicia, igualdad y no discriminación, las cuales puedan ser retomadas, analizadas, comprendidas e incorporadas de manera crítica, creativa y no domesticadora -de los discursos y sus lenguas filosas y muchas veces “incómodas”-, a los discursos y prácticas de la academia y viceversa, con el propósito de contribuir a la puesta en marcha de un hacer académico activista y de una academia activada y comprometida con el por-venir de nuestra comunidad universitaria y la respuesta estrátegica a las urgencias sociales.

Nos mueve tanto la forma en que el mundo de la militancia y el activismo feministas puede resignificar los saberes académicos, como las maneras en que la academia puede tocar las practicas activistas, con el fin de incentivar alianzas y la proliferación de saberes, maniobras y prácticas dispuestas a manufacturar nociones que den pie y lengua a lo que es necesario transformar para vivir en un mundo más justo y más igualitario.

El trabajo académico-activista está situado en la frontera - esa zona frágil y muchas veces incómoda– que es necesario habitar desde la mediación, lectura y traducción de diversos enfoques –de género, feministas, de la teoría crítica, cuir/queer, descolonial, desde la crítica cultural, los estudios culturales y de la visualidad– y gran diversidad de prácticas pedagógicas –visuales, fanzineras, en espiral, errantes, de contagio y de contacto–.

Estos procesos de crítica, relectura y análisis se efectúan, de manera particular, en la Secretaría de Proyectos Estratégicos a través del desarrollo de acciones vinculadas con la atención y la restauración de comunidades dañadas, generalmente periféricas, como las juventudes, las mujeres en prisión, las mujeres excarceladas, los grupos disidentes, entre otras.